Si existe una actividad deportiva relacionada con las letras, ésta es el boxeo. Los más grandes escritores dedicaron parte de su obra al deporte de los puños. Ernest Hemingway, Arthur Conan Doyle, Norman Mailer, Julio Cortázar y tantos otros narradores vieron en el pugilismo una fuente de inspiración para sus historias y en muchas de estas ocasiones ambientaron sus relatos en torno al deporte sin tenerlo, por sí mismo, como tema principal. También grandes obras literarias pero del estilo del ensayo se conocen en relación a los cuadriláteros, el ejemplo que más trascendió es el de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates y su On Boxing pero no menos ricos son los conceptos filosóficos sobre el box que expresaron otros ensayistas como Horacio De Marinis y Maurice Maeterlink. La poesía reflejó también los puños enguantados en obras de autores tan reconocidos como el argentino Alvaro Yunque. Las biografías no pudieron estar ausentes en esta introducción y grandes peleadores tuvieron sus propios biógrafos para que sus vidas se vean reflejadas en el papel. Muhammad Ali, Carlos Monzón, Oscar Bonavena, José María Gatica, Luis Ángel Firpo, entre muchos otros, tuvieron su reconocimiento. También existen textos escritos por los propios protagonistas a modo de memorias que no pueden juzgarse desde lo narrativo o estético sino simplemente se lo valora desde las emociones.
Pero el punto de partida, aún conociéndose obras anteriores, de la relación entre la literatura y el boxeo y el reflejo del contexto social y económico alrededor del púgil, sus sentimientos, ambiciones, frustraciones, sufrimientos, alegrías, etc., es la exquisita novela del escritor español Andrés Bosch que en 1959 escribió y publicó La Noche. Historia de Luis Canales, boxísticamente “Luisito”, que siendo ya un hombre con esposa e hijos y trabajo social estable, incursiona en el mundo de los puños en búsqueda de su identidad, identidad que no encuentra ni en su casa ni en la fábrica donde, textualmente dice Bosch, es “el-que-lava-las-madejas”, como si fuera un número o una máquina. Sobre el ring y en el gimnasio Luis Canales es él mismo, es su nombre y es reconocido como tal, situación para nada superficial ni menor. Lo acompañan personajes de una riqueza que sólo una extraordinaria creatividad como la de Bosch pudo haber creado: el entrenador de los novatos llamado Lázaro, su amigo y también boxeador Bernardo Barba, entre otros, son la expresión más clara de la capacidad narrativa del autor. Pese a todo, incluso poniendo en juego su propia vida, Luis Canales sigue subiendo a los rings porque ese es el único lugar donde se siente una persona, siente que está vivo, paradójicamente cuando su vida está en juego, y siente que en ese ámbito es simplemente él.
Andrés Bosch nació en Palma de Mallorca en 1926 y falleció en Barcelona en 1984. Su obra literaria se completa con Homenaje privado, La Revuelta, La Estafa, Ritos profanos, El Mago y la llama y El Cazador de piedras. La Noche fue galardonada con el Premio Planeta en 1959. Fue un excelente traductor y casualmente esta profesión puede apreciarse en el libro Rey del Ring de Norman Mailer que describe la personalidad de Muhammad Ali y su combate con Joe Frazier.
La Noche es una conmovedora novela sobre un boxeador que tan solo busca su identidad; para todos aquellos que tengan la oportunidad de leerla podrán darse cuenta de estas palabras, para quién escribe estas líneas es una forma de identificación porque como Luis Canales lo hacía en el boxeo, este cronista busca en el periodismo la identidad y el reconocimiento que en ningún otro lugar puede encontrar.
Ariel Lomasto
No hay comentarios:
Publicar un comentario